Por Ana María Freitas, 4º ESO
Una de mis amigas me lo presentó el ultimo día de instituto, ya que salíamos más pronto y el estaba allí. Era un chico alto, moreno y con unos ojazos verdes preciosos. La verdad es que mi amiga le dijo un par de cosas y el chico desde entonces no se quiso acercar a mí. Después de que me lo presentasen le vi dos días y no le volví a ver. A todo el mundo se le había metido en la cabeza que ese chico me gustaba, pero no era así o por lo menos hasta aquella tarde de otoño al ir a recoger a mi mejor amiga. Le vi más guapo que el día que me lo presentaron. Fui muy tonta al enamorarme de él. Lloraba por las noches pensando que nunca estaría conmigo, ya que él me rechazo, hacia dibujos con su nombre a todas horas. Pero fui tonta por no haberme dado cuenta de que mi mejor amigo el que siempre estuvo conmigo ayudándome cuando el otro mamarracho me hacia llorar, mi amigo, ese moreno con ese pelo rizado, era la persona que más me amaba en este mundo. Todo lo descubrí el día que una de mis amigas montó una fiesta en su casa y nos quedamos todos a dormir. Todas las chicas dormíamos juntas en un colchón hinchable y ellos, mis dos amigos, dormían en colchones separado tirados en el suelo. Sabiendo que yo odio las películas de terror habían puesto una y ahora estaba en la cama con los ojos abiertos como platos y muerta de miedo. Noelia y Demi estaban abrazadas y profundamente dormidas y Fernando estaba roncando lo que quería decir que estaba dormido. Me levanté y fui al colchón de Nate. Levanté las sábanas y me metí en la cama con él.
- ¿Quién eres?-pregunto medio dormido
- Devonne, si te molesto me voy
- No quédate…no podías dormir ¿no?
- No…y todo por la película-se dio la vuelta
- Anda tonta, ven- pasó sus manos por mi cintura acercándome a él y abrazándome finalmente-¿Qué tal con el subnormal ese?
- Lo he dejado por imposible- dije abrazándome a él y apoyando mi cabeza en su torso desnudo, no le gustaba dormir con camiseta
- ¿Entonces ya no te gusta?
- Sí, pero quiero olvidarme de él para siempre… ¿me ayudaras?
- Claro y si quieres puedo empezar a hora
- OK
Empezó a insultarle y consiguió que yo me riese, lo cual me sentó bien ya que llevaba mucho sin sonreír.
- Hacía mucho que no sonreías
- Ya- no sé porque pero me puse roja y el debió de notarlo
- Estas mucho más guapa cuando sonríes- dijo buscando mis labios con los suyos y rozando los míos con cuidado
- Nate bésame por favor- no me hizo falta repetirlo dos veces
Así fue como me di cuenta de que el amor de verdad lo tenía enfrente y llevaba oculto mucho tiempo. Después del beso me quedé dormida entre sus brazos pero los dos sabíamos que “mañana” todo sería diferente.
domingo, 8 de noviembre de 2009
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